Redactado por voluntad del espíritu libre, para el porvenir de la conciencia.
MANIFIESTO ANARCOHUMANISTA
1.La Libertad como Condición Natural
La libertad no es un derecho otorgado, es una condición natural e inseparable de la vida. Toda forma de gobierno, ley o institución que intente suprimirla será considerada antinatural y, por lo tanto, será atacada sin miramientos, sin remordimientos, sin zozobra ni duda.
2. Libertad y Responsabilidad
Aceptar la libertad como inherente a la vida, implica asumir plenamente las responsabilidades que emanan de ella. Un ser humano verdaderamente libre es también consciente de su responsabilidad ética, social y ecológica con su entorno. No hay libertad sin responsabilidad activa.
3. Educación y Razón como Caminos hacia la Libertad
La única forma legítima de educación es la que promueve el pensamiento crítico y autocrítico. Estas son las únicas vías que permiten el desarrollo de una conciencia libre y adaptable. Toda forma de educación autoritaria, dogmática o rígida constituye una agresión directa contra la evolución humana y será rechazada como tal.
4. Propiedad y Responsabilidad
Todo individuo tiene derecho a poseer aquello que ha creado o de lo que se ha hecho responsable. La responsabilidad sobre lo poseído es lo que justifica la propiedad privada, no la acumulación sin propósito ni la herencia sin esfuerzo. La propiedad sin responsabilidad es una forma de usurpación.
5. Territorio, Identidad y Defensa
La historia ha demostrado que la identidad colectiva de los pueblos está ligada profundamente a sus territorios y culturas. Estas formas de identidad son respetables siempre que emerjan de la libre aceptación de sus integrantes. Toda imposición cultural o territorial externa será vista como una agresión y responder con firmeza —incluso de forma violenta— se reconoce como un acto legítimo de defensa de la identidad y la autodeterminación.
6. Creencias bajo la Condición de la Libertad
Toda creencia, religiosa o filosófica, es respetable mientras respete la libertad e identidad del individuo. En el momento en que un credo impone coerción, subordinación o violencia contra el libre pensamiento, será rechazado y combatido con la misma firmeza con la que se defiende la libertad.
7. Ciudadanía, Identidad Social y Responsabilidad
La identidad común, la vida en comunidad, solo es posible cuando los individuos ejercen su libertad con plena responsabilidad. La dejadez, la indiferencia y la irresponsabilidad ciudadana no son errores pasivos, sino actos que fomentan la tiranía y corrompen la vida social. Rechazamos toda forma de abandono consciente de las obligaciones éticas que conlleva vivir en libertad.
8. Naturaleza y Espacio Vital
El vínculo entre el ser humano y el espacio que habita es de coexistencia, preservación y desarrollo armónico. La participación activa en la protección de los ecosistemas y la transformación de los entornos urbanos en espacios menos invasivos es una obligación natural. Vivir es también cuidar el lugar donde se vive.
9. Salud y Educación: Bienes Innegociables
La salud y la educación son obligaciones universales, no productos de mercado. Su acceso, distribución y garantía son innegociables, obligatorios y exentos de toda lógica mercantil. Comercializar con estos bienes es un crimen contra la humanidad.
10. Verdad, Realidad y Experiencia
La realidad es compartida, pero la verdad es personal y subjetiva. No existe una verdad absoluta. Contrastamos verdades individuales frente a la realidad común para construir entendimientos temporales, siempre abiertos a revisión. El dogma es enemigo de la libertad.
Nuestra base
Este manifiesto y todos los puntos anteriores responden a una necesidad actual y profunda: dar respuesta y representación real a los múltiples actores sociales hoy indefensos frente a las estructuras del poder.
El Manifiesto del Anarquismo Humanista se sustenta en la comprensión de que ninguna sociedad puede ser verdaderamente integradora si no parte del reconocimiento honesto de la realidad concreta de cada individuo, expresada colectivamente en una convivencia orgánica, próxima y participativa, basada en la resolución de problemas reales, no en la acumulación de poder ni en su control.
Desde esta perspectiva, y atendiendo a los aprendizajes de la antropología psicológica, así como al respeto profundo por las raíces culturales y los legados históricos que nos han constituido, se propone una visión individualista en lo ético y coparticipativa en lo social.
Esta sociedad no reniega de lo colectivo, sino que lo funda en lo individual. El Estado, si ha de existir, debe ser reducido a una representación estrictamente vinculada y subordinada de forma orgánica al individuo y su comunidad, sin poder propio, sin privilegios ni prerrogativas, y únicamente como medio técnico de coordinación, no como ente soberano.
No hay libertad sin responsabilidad.
No hay justicia sin conciencia.
No hay humanidad sin resistencia al abuso.
O se vive en libertad, o no se vive en absoluto.
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